miércoles, 17 de julio de 2019

Cómo mueren las democracias

Steven Levitsky y Daniel Ziblatt escriben sobre cómo mueren las democracias. Trabajo centrado en los USA, pero que fácilmente se trae a España. Cogiendo sólo unas pocas citas (pp. 268 -271 de la edición en papel) tenemos dos referencias directas a nuestra realidad actual.

La primera aplica claramente al "procès" catalán:
“La protesta es un derecho básico y una importante actividad en cualquier democracia, pero su objetivo debe ser la defensa de los derechos y las instituciones, en vez de su disrupción. En un importante estudio de los efectos de la protesta de los negros americanos en los años 60, el politólogo Omar Wasow descubrió que la protesta no violenta del movimiento de color fortificó la agenda de los derechos civiles nacionales en Washington y amplió el soporte popular al mismo.”
No hay ningún motivo objetivo para que los independentistas catalanes renuncien, como han hecho hasta ahora, a conseguir sus objetivos políticos dentro de las instituciones existentes. El camino emprendido ha conseguido generar un rechazo unánime del resto de España.  ¿Era eso lo que buscaban?

En cuanto a la constitución del Gobierno Español, con las Cortes salidas de las urnas a finales de abril, aplicar la siguiente reflexión:
“Construir coaliciones que se extienden más allá de nuestros aliados naturales es difícil. Requiere la voluntad de dejar aparte, por un tiempo, temas que nos preocupan mucho. Sí los progresistas utilizan como preguntas determinantes para establecer coaliciones temas como el derecho al aborto o la sanidad pública la probabilidad de que sean capaces de atraer a evangélicos y hombres de negocio republicanos será nula.  Debemos prolongar nuestro horizonte temporal, tragar fuerte, y hacer concesiones duras. Esto no significa abandonar las causas que nos preocupan. Significa dejar de lado temporalmente los desacuerdos para encontrar un terreno moral común (...) Cuando nos ponemos de acuerdo con nuestros rivales políticos al menos parte del tiempo, es más probable que dejemos de verlos como enemigos mortales.”
No hay ninguna explicación posible a que los partidos constitucionalistas prefieran empeorar la calidad democrática española a aceptar el resultado de las urnas. ¿Y qué dice ese resultado? Que los partidos deben negociar - el arte de ceder para buscar una solución común -  para conseguir malos acuerdos - desde su óptica partidista - pero una buena solución para España.

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