miércoles, 31 de marzo de 2010

¿Es aceptable copiar música? Los derechos de autor y el canon SGAE

Erase una vez un lugareño, de nombre Vicente, que, viendo que la gasolinera en la carretera nacional al lado de su pueblo estaba en venta, y había generado buenos ingresos para su actual dueño, decide empeñarse, hipotecarse a 10 años, y comprarla. Con esta audaz decisión, una vez pagase su hipoteca, su vida quedaba resuelta. A los pocos días de formalizar la compra recibe una noticia que le deja boquiabierto: se va a construir una autovía paralela a la carretera nacional, que entrará en funcionamiento en 4 años. Vicente, pálido, balbucea, "Dejarán de pasar los coches por la carretera; no podré pagar mi hipoteca. ¿Qué pasará conmigo y mi familia?"

Vicente se enfrenta a una situación sempiterna para todos nosotros: el cambio. ("El cambio", como dijo Heráclito "¡la única cosa constante en la vida!".) Vicente tomó unas decisiones y ahora tiene que gestionar cómo se adaptara a las nuevas circunstancias. De forma similar, el Puente Aéreo, proporcionaba a Iberia, pingües beneficios hasta que primero entraron otras compañías aéreas repartiéndose el tráfico aéreo, para luego todas ser arrinconadas con la aparición de la línea del AVE.

O sea, el mercado está abierto, y cualquier agente puede inducir que los participantes ya existentes deban cambiar su forma de proceder fruto de un cambio en la estrategia del bien ofertado. Nadie protege a Vicente, ni a las compañías aéreas, pero ¿por qué hay tanta controversia cuando este problema se enmarca en el mundo de la música?

Una respuesta podría ser:
¿Por qué pagar por algo que me está saliendo hoy gratis? La tecnología nos permite a todos copiar la música de forma gratuita, se ha vuelto socialmente aceptable, todos lo hacemos y pensamos seguir haciéndolo. 
Además como copiar en Internet es instantáneo y nos parece que no "se roba nada" (el bien original sigue estando ahí) y nosotros ponemos todos los medios para realizar las copias, no se hace daño a nadie. Y esta copia no siempre hace daño: la copia puede generar fuentes de negocio alternativo para el autor, según estudios de The Times (ver el ultimo libro de Enrique Dans "Todo va a cambiar", 1ª edición, página 34, dentro del capítulo "Música, películas, mentiras e Internet"). ¿Todo lo que has bajado lo has mirado o escuchado? Como me comentaba Enrique el otro dia, se da la paradoja que Avatar está siendo simultáneamente la película más copiada y la segunda más taquillera en la historia del cine.

Hoy la música se copia sin pagar derechos de autor, ya sea de un CD a otro, a través de redes P2P o utilizando la tecnología de streaming. Según las discográficas todo ello está poniendo en riesgo a la industria musical y para mitigar estos problemas se estableció un Canon por copia privada, y así resarcir de los daños producidos, a
"los autores, editores, productores y artistas, asociados a alguna entidad privada de gestión de derechos de autor, en compensación por las copias que se hacen de sus trabajos en el ámbito privado."
Antes de seguir quiero dejar clara mi posición: los derechos de autor deben estar protegidos en su justa medida para que los creadores e intérpretes sean adecuadamente remunerados por su trabajo. Pero al mismo tiempo estamos ante un típico anclaje de "status quo" que nos ha impedido analizar el tema en su globalidad y tomar las decisiones correctas.

Igual que hoy Vicente no puedo ignorar la nueva autovía, la industria musical no puede ignorar esa autopista de información denominada Internet. El papel de la industria hasta ahora, ha sido la de denunciar lo injusto de la nueva situación, y querer seguir en la misma "posición", como si nada hubiese cambiado. La industria editorial, mucho mas fragmentada, luchó en su dia eficientemente contra la lacra de las fotocopias, pero al mismo tiempo, se ha adaptado a las posibilidades del lector electrónico, consiguiendo unos beneficios a medio plazo mayores.

¿Por qué la industria musical no ha sabido adaptarse? El hecho de que el sector esté controlado por unas pocas y muy potentes compañías debe tener algo que ver. Todo ello edulcorado con el bálsamo económico del canon por copia privada que les permite ignorar por ahora la nueva situación a la espera de un futuro mejor. Tampoco ha ayudado que la tecnología cambia a una velocidad muy superior a la de las leyes y costumbres, que muchas personas (en las discográficas, estudios, Administración) se hayan anclado en el status quo lo que les hacer ver la nueva situación con el mismo prisma que usaban en la situación pre-internet, sin identificar cómo avanzar siendo parte del cambio y no situándose en contra del mismo, en una zona "gris", posible sólo por su caracter oligopolista.

La industria discográfica deberá reconvertirse. Este es el sino de cualquier intermediario en Internet. O se adapta al nuevo medio con su nueva tecnología, o su mercado puede desaparecer para siempre
Ya han habido avances significativos. Algunas discográficas han puesto sus catálogos en la exitosa plataforma itunes de Apple, iniciando así una senda sin retorno. Han surgido nuevas plataformas (Spotify o Grooveshark) que permiten escuchar con tecnología streaming cualquier disco sin coste (pagando una pequeña cantidad no intercalan propaganda). El grupo Radiohead "vendió" su disco 'In Rainbows' pidiendo a cambio la voluntad, y aunque el disco podía conseguirse legalmente gratis, ingresaron más por ese álbum (trabajando conjuntamente con su discográfica) que por sus discos anteriores.

Las discográficas y el canon persiguen continuar por el camino equivocado: el de sobreproteger al autor, sin preocuparse de los beneficios de la "Cultura Abierta" (ver más abajo) que ha sido la base del desarrollo de nuestra cultura desde el inicio de los tiempos: la cultura abierta (que no gratis ni desprovista de derechos de autor) es la que me permite "cortar y pegar", aplicar lo que aprendo en un sitio para reutilizarlo en proponer cosas nuevas.

Lawrence Lessig sostiene en su libro "Free Culture" (Cultura Abierta) que las leyes de protección de la propiedad deben cambiar para adaptarse a la tecnología actual y dejar de ser un freno que impidan crear obras derivadas a partir de los avances culturales existentes. Los amplios plazos de protección de los derechos de autor no los habíamos visto anteriormente. Da en el clavo: las leyes existen para acompañar las necesidades de desarrollo de la sociedad. Y no están cambiando al ritmo requerido. Cualquiera de nosotros puede hoy crear una nueva obra EXCLUSIVAMENTE a partir de material que está disponible en la web: fotos, vídeos, presentaciones, dibujos, etc. Podríamos por ejemplo cambiar los diálogos de una película a un coste pírrico. Lessig no quiere lesionar los derechos económicos de nadie, pero sostiene que al usar material existente, con las leyes de EEUU cualesquiera de los autores puede negarse a que utilicemos su material; es más, la tarea de contactar con los autores para pedir autorización y pagar un justiprecio puede ser colosal.

Lessig plantea que todos los avances culturales se han efectuado en culturas abiertas que permitían reutilizar, después de un periodo de protección para el autor, los materiales que habían creado. Comenta como los estudios Disney utilizaron cantidad de obras existentes en el mercado y no tuvieron que pagar por su uso. Defendiendo el derecho de autor, identifica dos problemas principales:
  1. La excesiva duración de los derechos de autor ("Los derechos de explotación de la obra durarán toda la vida del autor y sesenta años después de su muerte o declaración de fallecimiento" Art 26 LEY 22/1987, de 11 de noviembre de Propiedad Intelectual), (Comenta Lessig, ¿Cuantos libros no pasan de la primera edición? ¿Por qué protegerlos más allá de lo razonable económicamente? ¿Por qué no obligar a renovar dentro de un límite las sucesivas necesidades de los derechos de autor para "liberar" cuanto antes las obras que ya no aportan beneficio?) y
  2. La dificultad de compensar de forma justa a cualquier autor cuyo obra reutilicemos y transformemos en la nuestra ("Corresponde al autor el ejercicio exclusivo de los derechos de explotación de su obra en cualquier forma y, en especial, los derechos de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación, que no podrán ser realizadas sin su autorización, salvo en los casos previstos en la presente Ley." Art 17 LEY 22/1987, de 11 de noviembre de Propiedad Intelectual).
Según Lessig, las tecnologías actuales permiten transformar obras, juntar obras, parodiar obras, cambiar los textos de cualquier película, en definitiva crear obras derivadas con una facilidad jamás vista anteriormente. No podemos poner puertas al campo, se puede hacer y por lo tanto se hará. El problema no es sólo la copia. Es la potencia y facilidad de uso de la tecnología y cómo los políticos deben adaptar las leyes de la propiedad intelectual a las circunstancia actuales.

Se horroriza de que, mientras tanto, la legislación actual ha creado a un gran colectivo de jóvenes que bajan música con el ordenador a quienes denominamos "piratas". Una sociedad no se puede permitir el lujo de tener a la inmensa mayoría de su juventud bajo esa etiqueta, ya que hará que les cambia colectivamente su visión moral sobre las leyes.

Todos tenemos fotos de nuestro último viaje a la cual le ponemos música de nuestros cantantes favoritos. Copiamos fotos de la web para hacer esta presentación que precisamos mañana. Los humanos somos creativos. Y siempre hemos hecho "corte y pega". ¡Y las leyes de protección de las discográficas nos convierte a casi todos en Piratas!

Tecnológicamente hoy es posible identificar una canción  tarareandola o identificar una foto y buscar imágenes "copia" de la misma o sus propiedades en la web. En las escuelas inglesas los alumnos cargan sus trabajos en webs que identifican de forma preventiva "plagios". Los estudios de películas son bastante eficientes traceando en la red los vídeos recién estrenados y parece que la investigación de la tecnología que detecte vídeos duplicados avanza; en algunos casos ya está madura. Pronto la tecnología ayudará a preservar mejor los derechos de autor.

En paralelo no se deben permitir los abusos alrededor de las descargas. Francia acaba de sacar una nueva ley, que prevé el corte del acceso a Internet que no ha tenido excesivo éxito, incluso:
"una aplicación rápida y brutal de la ley podría terminar con la paradoja de que se corte el acceso a Internet a buena parte de los consumidores de contenidos culturales de pago en la red”. Y esto es así porque está demostrado que los que llaman “piratas” son también los que más compran en Internet todo tipo de contenido.
En España la nueva Ley de Economía Sostenible perseguirá las descargas ilegales. Esta medida protege el status quo de la industria discográfica, y obvia el problema radical: se debe ir más allá, y contemplar la parte creativa, de todos los que somos capaces de crear, dentro y fuera de la red, tipificando el precio a pagar al transformar obras, de una forma fácil y clara.

El canon es un mecanismo equivocado; no intenta resolver el problema - la impunidad en la copia ilegal y la no adaptación de las discográficas a las nuevas necesidades, sino que ha generado un universo idílico y artificial, paradójicamente prolongando la agonía que debe llevar a la adaptación de toda la industria. Eso si, ha creado la "ilusión" a los políticos del entorno occidental que estaban ganando tiempo, para enfrentarse a este tema que, tenga la solución que tenga, no agradará a su electorado joven.

¿Y si usamos la tecnología junto con las leyes para conseguir que la cultura sea mucho mas abierta? Creo que es muy sencillo: basta con definir por parte del estado un justiprecio por el uso comercial de fotos, vídeos o música de material con copyright, definiendo un periodo exclusivo inicial para el autor, pero abierto (pagando) después de un tiempo inicial (corto) de protección.

Al mismo tiempo las discográficas y los estudios cinematográficos deben cambiar sus modelos de negocio, pensando que si se alían con los operadores, cediéndoles p.ej. parte de su margen, pueden llegar a ganar más dinero si consiguen que la mayoría de usuarios ADSL que estén descargando por encima de un umbral, se suscriban a buenos servicios de compartición de música y vídeos, a precios realmente económicos. Podrían ganar más, pero lógicamente, a un precio unitario menor.

El modelo actual NO funciona y NI es aplicable al mundo Internet. Pensemos que un usuario que descarga un disco no significa un usuario que compraría el disco, pero no olvidemos que si todos descargamos gratis, nadie compra el disco...


Acabo con unas reflexiones,
  1. Si nadie compensa a mi amigo Vicente, ¿por qué hay que compensar a la industria musical? ¿No somos todos iguales ante la Ley?
  2. ¿Cuantos obras se venden mas allá de los primeros 12 meses? ¿Y de los primeros 24? ¿Y a los 60 años de la muerte del creador?
  3. ¿Es razonable que los derechos de autor excedan en 60 años su fallecimiento?
  4. ¿Sería razonable que los derechos de autor tuviesen que renovarse para así permitir que el material no viable económicamente fuese de dominio público?
  5. ¿Establecer una tarifa justa y clara por utilizar obras existentes generaría una mayor actividad cultural remunerada?
  6. ¿Que piensan los jóvenes de la ley en general si casi todos los hemos clasificado ya como piratas?
  7. ¿Cómo cobraran los artistas incipientes en un mundo donde todo se puede descargar gratis?

Mas info, que demuestra la complejidad del tema:

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